Hacía un día brillante, con un sol que hería de tan sólo intentar levantar la vista. Metió la mano en el bolso y sacó sus Ray-Ban, colocándoselas con cuidado, al llevar los cascos ya puestos.
Va andando por la calle con paso ligero, los pies apenas rozando el asfalto. Un semáforo, se para, espera y cuando se pone en verde, reanuda la marcha. Un pie detrás del otro, camina sin freno u obstáculo que la detenga.
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