sábado, 24 de noviembre de 2012

Dejar atrás el pasado

Los catorce mil millones de neuronas que tiene nuestro cerebro se mueven a una velocidad de setecientos kilómetros por hora, la mayor parte del tiempo no podemos controlarlas. Cuando nos da un escalofrío, cuando se nos eriza la piel, cuando nos excitamos. La adrenalina, el cuerpo sigue sus impulsos de forma natural, algo que tiene mucho que ver con por qué nos cuesta tanto controlar los nuestros. A veces tenemos impulsos que preferimos no controlar, aunque nos arrepintamos de no haberlo hecho. Nuestro cuerpo es esclavo de nuestros impulsos, pero lo que nos hace humanos, es lo que controlamos. Tras la tormenta, tras el arrebato, cuando la niebla se disipa, podemos arreglar el desastre que hemos causado, podemos dejar atrás el pasado.


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