domingo, 15 de junio de 2014

Días perfectos

Desde pequeños soñamos con tener la vida perfecta: dinero, un buen coche, una casa, una familia...

Esa es la definición de felicidad que se nos inculca desde que nacemos. Todo lo que hacemos en los años siguientes es para conseguir dichos objetivos. Para encontrar la felicidad en la estabilidad.

Creemos que no seremos verdaderamente felices hasta que consigamos todos y cada uno de los objetivos que nos hemos propuesto para nuestra vida. Vemos la felicidad como algo que ocurrirá en el futuro. Y no nos damos cuenta de que ya podemos ser felices. Ahora, en este instante.

A veces, lo único que hace falta para ser verdaderamente feliz es pasar una noche salvando el mundo, sentada en un banco, con tu mejor amiga. Tener a alguien con quien poder compartir cada uno de tus pensamientos. Alguien con quien sólo haga falta una mirada para entenderlo todo.

Felicidad es ir en un coche sin darte cuenta de que no hay música de fondo. Y darte cuenta de que ya no eres capaz de visualizar tu día a día sin tenerla a tu lado.

Los días perfectos pueden ser cada uno de tus días. No hace falta esperar a mañana.


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