viernes, 24 de marzo de 2017

Nada es para siempre

La soledad es algo raro. Llega un punto en el que empiezas a comprender que da igual cuánta gente tengas alrededor, tienes que acostumbrarte a la soledad porque es lo único que siempre está contigo.

La soledad. El silencio. Un amigo que te mira como si ya no le importaras o que ya ni tan siquiera te mira. La ausencia de un "te quiero". Resulta que ya nada de eso importa. Resulta que ya no necesitas nada de nadie.

Después de un rechazo constante y de negarte a aceptar la realidad, de repente, en un segundo se desmorona tu mundo. Casi puedes escuchar cómo se te rompe el corazón, te das cuenta de que todo ha cambiado y de que ya nada será igual que antes. Que "todo" se ha quedado en "nada" y que nada es para siempre.