Vete, puedo vivir sin ti.
Ingenua mentira la que repiten las enamoradas: " Yo puedo vivir sin ti". No, no puedes, eso lo dices pero llegado el caso te mueres poco a poco, palmo a palmo, te ahogas por él.
"Yo puedo vivir sin ti". Valentía desmedida del corazón enamorado. Le creemos fuerte porque está de lleno en el amor, porque amando somos capaces de todo, hasta de abrir la puerta y cerrarla tras él. Pero una vez en soledad, con el corazón dolorido, sin él, ya es otra cosa... Comprendemos que será muy duro vivir, muy difícil, muy amargo, imposible. Que la vasta inmensidad de la soledad ahoga el alma, disminuye el espíritu e inutiliza el corazón fuerte que hizo subir a los labios las terribles, desafiantes y valerosas palabras : " Vete, yo puedo vivir sin ti". Nadie puede vivir sin aquel que ama.
Lógico es que ante lo irremediable todo se puede, pero a costa de cuanto arrastrar los días y tropezar con los recuerdos, torturarse el corazón y dejar correr las lágrimas salando los labios y marchitándoles.
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